jueves, 18 de diciembre de 2008

Homenaje a Budhi


No se bien como empezar a hablar de mi mismo, pero lo haré lo mejor posible para que sepáis un poquito más de mi todos los que me conocisteis, va por ti, Lola, mi cuidadora de toda la vida, 16 años juntitos...uuuf.

Mi historia es la que sigue: nací en Requena, no recuerdo donde, pero seguro que fue en la calle; un día, allá por mis dos meses, cómo hacía bastante frío por esas tierras, me dedicaba a meterme en los motores de los coches, que están calentitos, calentitos y claro, la Lola, me encontró una noche fría maullando desesperadamente en uno de ellos, me sacó como pudo a base de engañifas, que si comidita rica, que si bis, bis, bis, etc..., y zás, me enganchó y me subió a casa de sus papis. Allí me encontré con su padre, que no le hacía mucha gracia, pero que nos aguantaba a toda la familia gatuna, pues ya había, por entonces, dos huéspedes más, jeje, y Lolin, su mami, la mujer más tierna y dulce que he conocido.

Mi nombre significa “Mente espiritual” y me lo puso en recordatorio a un gatito paralítico al que Lola, quiso muchísimo. Con el tiempo fui conociendo a más colegas, Shaman, que se fue éste año, Dakota, Merlin, Cherokee, Lunita, Kira, Dante, Lobo, Ghandi, Ulises y en especial a Katia, mi novieta, menudos lametones nos dábamos y que siestecitas juntitos, aysss, que gustito recordarlo, nos lo pasábamos a lo grande. He sido un gato de mundo, cambié de casa en varias ocasiones y conocí rincones buenísimos para estirar mis patitas al sol. A Lola, la seguía a todas partes en cuanto venía a casa, contándole todo lo que había hecho durante el día, de ahí mi apodo, de “ Boquitas” , ah y Vanesa, que cuidaba de sus papis, me llamaba “Llorón”, jajaja, porque en cuanto venía Lola, me hacía el blando, que pillín que era. Además era el encargado de avisar a Lola de que ya era hora de comer toda la troupe gatuna, ale, ale arriba, gandulona que tenemos hambre. Siempre he sido un gato sereno, tranquilo, y un buenazo, aunque también he tenido mi mala leche, pero se me perdonaba por mi encanto personal, jeje.

Ah, y otra de las cosillas que me gustaba hacer, era pasar el morrete por todos los sitios habidos y por haber, por las esquinas, por los zapatos, por el cuerpo de mis amigos, en fin...”un boquitas”. A Lola le encantaba que la mirara desde abajo con mis ojitos almendrados, me decía, “ays, mi niño, pero que adorable eres”. Sé que el resto de imágenes y momentos los alberga Lola en su corazón y con eso me quedo, he sido feliz y con eso sobra.

Hasta el momento de irme de aquí, tuve la suerte de que ella estuviese a mi lado, rodeándome con sus brazos y tranquilizándome para dar el paso de la vida a la muerte, fue un momento muy duro para ella, pero me fui ronroneándole muy bajito para que supiera que le estaba agradecido por estar conmigo hasta el último de mis suspiros.

Posdata de Lola: Te quiero, mi pequeñín, siempre te recordaré, aún te echo de menos cuando entro a casa, tus imágenes me vienen a la cabeza con mucho amor y serenidad, fuiste un amigo excepcional, mi niño guapo. Ah, quiero mencionar a CMA, en especial a Maria, guapaaaa, Curro, un gran veterinario y Mª José, majísima, que me asistieron en mis idas y venidas a la clínica.

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