jueves, 2 de abril de 2009

Dante, El Bondadoso


Dícese de bondadoso, de aquel ser vivo apacible y de carácter sereno, lleno de bondad, así era Dante.

Bueno con sus congéneres, nunca dió problemas; era un alma pura y dulce, de mirada azul y cristalina que denotaba ése espiritu de amor y respeto hacia los que le rodeaban. Y yo y ellos lo captabamos y lo queríamos, y respetabamos como a un viejo sabio que te brinda calma y serenidad con sólo mirarlo.

Pues bien, era una noche estrellada y de luna llena cómo a él y a mi nos gustan, estaba yo sentada en el suelo de la terraza mirando al cielo, y noté como su viejecito cuerpo se me acercaba lentamente y se acurrucaba entre mis piernas; mirándome dulcemente a la cara, ronroneó y enfrentó su hermoso rostro al mio, ahí empezó su relato. Un relato de despedida, de cuenta atrás, pues él sabía al igual que yo que su vida se íba en breve.

Con lágrimas en los ojos empecé a escuchar..., querida amiga, no estés triste, sabes que debo partir y debes dejarme ir en paz como así deseas, sólo quiero que estés a mi lado para que cuando llegue el momento pueda sentir tus brazos arropándome, dándome paz y serenidad.

Le dije: así será ,mi querido Dante, no te fallaré. Nada traumático, prometido, no lloraré para que sepas que no estoy triste, sino contenta de que emprendes un nuevo viaje a otra hermosa y mejor vida.

Dante, hízo una mueca de asentimiento y me pasó su patita por mi mejilla, muy lentamente. Yo le abrazé y los dos mirándo a la estrellas, empezamos al unísono a recordar su vida.

Dante: Nací en noviembre
Lola: Bueno, para ser más exactos el 15
Dante: vale si, tienes razón, el 15 de noviembre. Mi mami es Kira, ya una viejita de 21 añitos, y la mami más buena del mundo mundial para mi.
Lola: Sigue, mi niño, me gusta recordar todo esto, hacía ya tanto tiempo...
Dante: de pequeñín me encantaba jugar con mis hermanos, Shaman, Minerva, Lobo y después con el resto de coleguillas que fueron llegando a la casa; además era un glotón de cuidado, me lo comía todo, todo y todo.
Lola: si, hijo, si, ibas rebañando todos los platos como Merlín, aunque bueno él es aún peor. Merlín es el fregaplatos, number one.
Lola y Dante asintieron a la vez riéndose...
Lola: aaaah, y recuerdo cuando a Budhi, se le pasaba el despertarme para daros la comida, como venías tú a dar con la patita una y otra vez en la puerta del armario para hacer ruido, jajaja, y despertarme.
Dante: ayyyy, siii verdad, cómo me molaba, ala, ala, arriba que ya es hora y tengo hambreee, jejeje.
Dante: sé que nunca te dí quebraderos de cabeza, a excepción de esa vez que me colé por una chimenea rara que había en el suelo, uuuuf que susto.
Lola: si, Dante, si, lo recuerdo, cuando no te encontré y deduje que estabas ahí, monté en histeria colectiva pensando que estabas encajado sin poder salir, Diosss, que mal...hasta que al armar la marimorena me dijeron en casa que debajo había como otro piso y que no pasaba nada, que andabas por ahí, y claro te puse comida, te llamé y saliste tan campante, jeje.
Dante: si, y cuado sali, con lágrimas en los ojos me comiste a besos, eso fue lo mejor de todo, aunque como lo cerraste, ya no pude hacerlo otra vez, jo. (Risas)
Lola: Recuerdo cómo te respetaban y te querían todos, Shaman, Luna, Kira, Lobo, Dakota, Ulises, Ghandi, Budhi ,Katia y en especial Merlin, tu colega, tu gran amigo del alma, siempre juntos. Entre ellos había alguna rencilla de vez en cuando, pero tu, tú eras el bálsamo que daba siempre calma.
Dante: ¿tu creés?, bueno, soy tal cual nací, y puede que haya sido necesario en la manada que yo estuviése para dar esos momentos de serenidad a los demás, con ellos he crecido y me he sentido muy a gusto y querido, es cierto.
En ese momento, Dante, giró la cabeza y me miró con ésa mirada de amor, que me hízo pensar que ojalá algunos seres humanos fuésemos tan claros, puros e inocentes de alma como él. Si fuése así, nos comportariamos todos entre si, como lo hacía el resto de la manada con Dante, respetándolo y queriéndolo, sin envidias ni recelos...en fin, algún día.

Lola: mi querido y pequeño Dante, bondadoso de corazón y esencia. Todos te queremos y te echaremos de menos, no pienses que es un adiós, sino un hasta luego. Con pena, recuerdo que estas frases ya las dije hace tiempo a un ser muy querido para mi.., pero esa es otra historia.

Dante: lo sé y te lo agradezco, yo tampoco os olvidaré nunca, os llevaré en mi corazón a cada uno de vosotros y en especial a ti, mi Lola, mi cuidadora, mi hermana mayor, mi hacedora de sueños, y hermosos momentos de juegos, caricias y abrazos de ternura y amor. No te puedo dar nada más que las gracias por compartir tu vida con la mía.

Lola: no sé que decir, tengo un nudo en la garganta, sólo me vienen a la cabeza éstas palabras: gracias, por compartir la tuya con nosotros, ha sido una bendición el conocerte, te quiero Dante.
Le pasé la mano por su lomo muy lentamente una, dos, tres veces y lo apreté contra mi pecho hasta que sus ojos se fueron cerrando poco a poco para entrar en un largo y profundo sueño.

Descansa en paz, amigo mío.

Lola

1 comentario:

AnaChurretes dijo...

Cómo me siento identificada con tus palabras.... cómo se me encoge el corazón. Todos los animales que han convivido conmigo me han dejado una enseñanza de fidelidad, nobleza, amor, ternura, sabiduría....que nunca he encontrado en ningún ser humano. Y cada uno de los que se han ido me han abierto una herida en el alma.....no llegaré a agradecerles lo suficiente lo que me han dado..... Tienes un blog maravilloso, con muchísima información útil! Muchas caricias y ronroneos compartidos para Dante.... allá donde esté....